jueves, 25 de noviembre de 2010

Primera parte: De las tres transformaciones-Nietszche

Antes que nada, vamos a dar un breve pantallazo sobre la vida del autor de este interesante cuento:
            Friedrich Wilhelm Nietzsche nació el 15 de octubre de 1844 en Röcken, una pequeña ciudad de la Sajonia prusiana.
            Fue un filósofopoetamúsico y filólogo alemán, considerado uno de los pensadores modernos más influyentes del siglo XIX.
            Como se observa en el texto que sigue, realizó una crítica exhaustiva de la cultura, la religión y la filosofía occidental, mediante la deconstrucción de los conceptos que las integran, basada en el análisis de las actitudes morales (positivas y negativas) hacia la vida.
            Nietzsche recibió amplio reconocimiento durante la segunda mitad del siglo XX como una figura significativa en la filosofía moderna. Su influencia fue particularmente notoria en los filósofos existencialistas, críticos, fenomenológicos, postestructuralistas y postmodernos.
            Algunas de sus obras son: Fatum e historia (1862), Libertad de la voluntad y fatum (1868), Sobre verdad y mentira en sentido extramoral (1873), Humano, demasiado humano (1878), Así habló Zaratustra (1883), entre otras.


Primera Parte: De las tres transformaciones
            Tres transformaciones del espíritu os menciono: cómo el espíritu se transforma en camello, y el camello en león y el león por fin en niño.
            Hay muchas cosas pesadas en para el espíritu, para el espíritu fuerte, paciente, en el que habita la veneración: su fortaleza demanda cosas pesadas, e incluso las más pesadas de todas.
            ¿Qué es pesado?, así pregunta el espíritu paciente, y se arrodilla, al igual que el camello, y quiere que se lo carguen bien.
            ¿Qué es lo más pesado héroes?, así pregunta el espíritu paciente, para que yo cargue con ello y mi fortaleza se regocije.
            ¿Acaso no es: humillarse para hacer daño a la propia soberbia? ¿Hacer brillar la propia tontería para burlarse de la propia sabiduría?
            ¿O acaso es: apartarnos de nuestra causa cuando ella celebra su victoria? ¿Subir altas montañas para tentar al tentador?
            ¿O acaso es: alimentarse de las bellotas y de la hierba del conocimiento y sufrir hambre en el alma por amor a la verdad?
            ¿O acaso es: estar enfermo y enviar a paseo a los consoladores, y hacer amistad con sordos, que nunca oyen lo que tú quieres?
            ¿O acaso es: sumergirse en agua sucia cuando ella es el agua de la verdad, y no apartar de sí las frías ranas y los calientes sapos?
            ¿O acaso es: amar a quienes nos desprecian y tender la mano la fantasma cuando quiere causarnos miedo?
            Con todas estas cosas, las más pesadas de todas, carga el espíritu paciente: semejante al camello que corre al desierto con su carga, así corre él a su desierto.
            Pero en lo más solitario del desierto tiene lugar la segunda transformación: en león se transforma aquí el espíritu, quiere conquistar su libertad su libertad como se conquista una presa, y ser señor de su propio destino.
            Aquí busca a su último señor: quiere convertirse en enemigo de él y de su último dios, con el gran dragón quiere pelear para conseguir la victoria.
            ¿Quién es el gran dragón, al que el espíritu no quiere seguir llamando señor ni dios? “Tú debes” se llama el gran dragón. Pero el espíritu del león dice “yo quiero”.
            “Tú debes” le cierra el paso, brilla como el oro, es un animal escamoso, y en cada una de sus escamas brilla áureamente el “¡Tú debes!”.
            Valores milenarios brillan en esas escamas, y el más poderoso de todos los dragones habla así: “todos los valores de las cosas brillan en mi”.
            “Todos los valores han sido ya creados, y yo soy todos los valores creados. ¡En verdad, no debe seguir habiendo ningún “yo quiero”. Así habla el dragón.
            Hermanos míos, ¿para qué se precisa que haya el león en el espíritu? ¿Por qué no basta la bestia de carga, que renuncia a todo y es respetuosa?
            Crear valores nuevos –tampoco el león es aún capaz de hacerlo: más crearse libertad para un nuevo crear- eso si es capaz de hacerlo el poder del león.
            Crearse libertad y un no santo incluso frente al deber: para ello, hermanos míos, es preciso el león.
            Tomarse el derecho de nuevos valores –ése es el tomar más horrible para un espíritu paciente y respetuoso. En verdad, eso es para el robar, y cosa propia de un animal de rapiña.
            En otro tiempo el espíritu amó el “tú debes” como su cosa más santa: ahora tiene que encontrar ilusión y capricho incluso en lo más santo, de modo que robe el quedar libre de su amor: para ese robo se necesita el león.
            Pero decidme, hermanos míos, ¿qué es capaz de hacer le niño que ni siquiera el león ha podido hacerlo? ¿Por qué el león rapaz tiene que convertirse todavía en un niño?
            Inocencia es el niño, y olvido, un nuevo comienzo un juego, una rueda que se mueve por sí misma, un primer movimiento, un santo decir sí.
            Sí, hermanos míos, para el juego del crear se precisa un santo decir si: el espíritu quiere ahora su voluntad, el retirado del mundo conquista ahora su mundo.
            Tres transformaciones del espíritu os he mencionado: cómo el espíritu se convirtió en camello, y el camello en león, y el león, por fin, en niño.
            Así habló Zaratustra. Y entonces residía en la ciudad que es llamada: La Vaca Multicolor.

            Mediante un rápido análisis, podemos afirmar que el camello acepta todo lo que sus amos quieren darle sin cuestionar nada de ello. Es, este animal, paciente y fuerte, y cree que debe cargar con todo, hasta con lo peor de los demás sin importarle si eso lo perjudica o no. En esta transformación, el espíritu, no tiene libertad de acción, ya que está muy condicionado con lo que lo rodea y no se anima  a vivir otra realidad debido a que esa es más cómoda o desconoce otra.
            Pero llega un momento en el que el espíritu de algunos es valiente y se anima a ir por más. Va a luchar por lo que realmente quiere para su vida o por lo que sabe que no quiere que esté en ella. Los invitamos a que escuchen esta conocida canción de Andrés Calamaro que refleja un poco de lo que siente el león:



“Donde manda marinero” – Andrés Calamaro


Con el crudo en las bodegas
Volveré a buscar
Todo el tiempo vivido que hemos
Perdido sin protestar
Voy a probar primero al olvido a lo ajeno
Voy a pasar a retiro de un tiro el
Culpable de mi soledad.

No sé que quiero, pero sé lo que no quiero
Sé lo que no quiero, y no lo puedo evitar.
Puedo seguir escapando y aún lo estoy pensando,
Lo estoy pensando, pero estoy cansado de pensar.

El marinero del río no tiene calor ni frío.
La ciudad no tiene puerto y se siente muy vacío.
Últimamente ha perdido su capacidad de sorpresa.
En un vaso de cerveza caliente  fue que se la olvidó.
En un vaso de cerveza caliente  fue que se la olvidó.

Quiero elegir del mapa un lugar sin nombre a donde ir
Será el lugar donde viva lo que quede por vivir
(eso es mucho tiempo)
Por eso de cada viaje me traigo el equipaje perdido.
Por eso es que he decidido nunca olvidar, nunca olvidar.

No sé que quiero pero sé lo que no quiero
Sé lo que no quiero, y no lo puedo evitar
Puedo seguir escapando y aún lo estoy pensando,
Lo estoy pensando pero estoy cansado de pensar.

No sé lo que tengo, pero sé lo que no tengo.
Sé lo que no tengo, porqué no lo puedo comprar
Puedo seguir cantando, pero sigo esperando.
Sigo esperando, pero estoy cansado de esperar.

No sé que quiero, pero sé lo que no quiero.
Sé lo que no quiero, y no lo puedo evitar.
Puedo seguir escapando, y aún lo estoy pensando,
Lo estoy pensando pero estoy cansado de pensar.


            El espíritu, en esta instancia está confundido ya que ha tomado la decisión de ir hacia a lo desconocido, corriendo el riesgo de quedarse sólo. No sabe exactamente lo que quiere, pero sigue por el errante camino que lo llevará a ser niño.
            Cuando el espíritu logra esta última transformación, es el punto en el que entiende  y crea sus nuevos valores. Aquellos que tratará de mantener y de defender a lo largo de su vida de aquel milenario dragón.
            Los estimulamos a que sigan reflexionando acerca del amplio tema de la libertad a través de las siguientes preguntas.
¿Qué es para vos la libertad?
¿Creés que sos libre?
De acuerdo a lo leído: ¿consideras que tu espíritu es paciente como el del camello o valiente como el del león o inocente como el del niño?
            Si te animás, comentá lo que sentís para que sigamos filosofando entre todos.

7 comentarios:

  1. Chicas me parece excelente la interpretación y la relación con la canción de Calamaro. A través del tema musical puedo sentir y pensar la experiencia nihilista y la conquista de la libertad del león para crear el espacio para el nacimiento del niño. Muy bueno!

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  2. "No sé que quiero, pero sé lo que no quiero". Ojalá todos tuvieramos esta valentía y también nos arriesgaramos a querer "crear el espacio" para cosas nuevas de generaciones futuras.

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  3. Es una tarea que podemos encarar todos los que de un modo u otro nos encontramos viviendo en el mundo común... La escuela es un lugar importante para pensar y empezar a construir esos espacios!

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  4. Por eso es valiosa la tarea de docentes que no sólo cumplen las funciones básicas, sino que intentan abrir la mente de sus alumnos, más allá de los contenidos teóricos. Deberíamos proponernos todos, aunque sea por un día, hacer las cosas como debemos hacerlas y reflexionar cada una de las acciones que realizamos. ¡Qué increible sería ese día!

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  5. Ese día es la posibilidad de cada uno de nuestros días.

    Me gustaría compartir con ustedes este poema de Walt Whitman...

    De: "Canto a mí mismo"
    48-
    Dije que el alma no es superior al cuerpo,
    y dije que el cuerpo no es superior al alma,
    y nada, ni Dios siquiera, es más grande
    para uno que lo uno mismo es,
    y quien camina una cuadra sin amar al prójimo
    camina amortajado hacia su propio funeral,
    y yo o tú podemos comprar la flor y nata
    de la Tierra sin un céntimo, sin un céntimo
    en el bolsillo,
    y mirar con un sólo ojo o mostrar un grano
    en su vaina, desconcierta las enseñanzas
    de todos los tiempos,
    y no hay oficio ni empleo en el que un joven
    no pueda convertirse en héroe,
    y el objeto más delicado puede servir
    de eje al universo,
    y digo a cualquier hombre o mujer:
    que tu alma se alce tranquila y serena
    ante un millón de universos.

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  6. Este poema refleja esa posibilidad de cambio, ese millón de universos posibles en los que nos podemos convertir. Sólo nos queda cumplir nuestro papel de camellos, leones o niños para poder cambiar. Todas estas transformaciones son necesarias para el cambio, y por eso es que pensamos que ninguna es objeto de desprecio.

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  7. la persona tiene distintas formas de ser de pensar y de actuar cada uno toda sus decicione como un su razon lo entiende como correcto o no

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